Hoy las pymes están límite, por ello, deben tener claras las herramientas que tienen a disposición, actuar a tiempo y tomar las decisiones correctas.
El segundo semestre de 2022 presenta nuevos desafíos en materia económica, en especial para las pymes. Sabemos que emprender no es un camino fácil, y que desde octubre de 2019 y, definitivamente, desde marzo de 2020 se puso cada día más complejo. El estallido social y el período más crítico de la crisis sanitaria puede que para algunos sean un mal recuerdo, pero para muchas pymes esos acontecimientos son una herida que todavía está abierta.
La realidad es que, durante todo este período, que ya son casi tres años, hemos visto cerrar miles de empresas en nuestro país. Producto de la crisis social, económica y sanitaria han tenido que bajar sus cortinas y se han perdido años de historias y miles de empleos.
Me atrevo a decir que hoy día estamos empezando a vivir el real colapso producto de la crisis financiera desatada por el covid. Estamos viviendo una contracción económica que está llegando a todas las esferas, por eso, es el momento en que las pymes tengan claras sus herramientas y actúen a tiempo.
El último informe elaborado por Equifax y la Universidad San Sebastián sobre la morosidad de empresas nos presentó cifras negras: es el segundo trimestre consecutivo con un alza en las compañías morosas, llegando a 78.587. Esta cifra equivale al 12,9% del total de empresas activas. Además, si lo comparamos con el mismo período del año pasado el incremento corresponde a un 5,1%.
Pero el detalle nos muestra una realidad más grave y es que -de todas estas empresas que tienen una o más cuotas impagas informadas a Equifax, de cualquier tipo de operación crediticia- el 86% corresponde a micro y pequeñas empresas. A estos datos se suma el alza en la tasa de interés realizada por el Banco Central, que hoy nos tiene en su mayor nivel desde 2001, llegando a un 9%.
Si no se toman medidas, si no se realiza una contención real ante esta crisis, estaremos profundamente perdidos. No podemos olvidar que son las pymes las que dan empleo a millones de personas y son, por ende, una parte vital de la economía y la estabilidad de nuestro país.
Si se están preguntando si es que hay una salida, sí, la hay, y está en la ley de Insolvencia y Reemprendimiento, que con dos procedimientos busca devolver la tranquilidad a las empresas y personas sobreendeudadas.
Las pymes tienen que hacerse cargo de una situación que no eligieron, pero que les afecta directamente. Hoy deben tener claras las herramientas que tienen a disposición, actuar a tiempo y apuntar a tomar las decisiones correctas.